domingo, 1 de julio de 2012

La final de Pirlo


La Eurocopa toca a su fin. Esta tarde se volverán a ver las caras España e Italia en un escenario repleto de segundas oportunidades, porque el fútbol siempre te da la revancha.



España buscará ganar por fin a una Italia con la que nunca ha podido. Los fantasmas de USA 94’ desaparecieron hace cuatro años, pero no está de más recordar que fue en una tanda y no en el tiempo reglamentario donde se evaporaron quién sabe si temporalmente. El objetivo no es desdeñable: ser la primera selección en ganar consecutivamente tres grandes torneos de selecciones.

Por otra parte, una Italia con nada que perder viene con la vitola de mejor equipo del campeonato, méritos que no se circunscriben al mejor mediocentro del mundo: Pirlo. Semejante cambio de cara no conoce precedentes y mucho menos en un país que atesora cuatro mundiales abonado al catennaccio. Italia juega bién, controla, temporiza y gana. Se organiza en torno al excelso centrocampista juventino pero no todas las responsabilidades recaen sobre él.

La acendrada selección transalpina se lava las manos y depara en la roja el cartel de favorito, así es como se sienten cómodos. Un cartel que a una Selección española con más nombre y experiencia que juego tampoco le incomoda, pero que fuera del presunto buenismo nacional que invade los medios levanta escepticismo. La roja no convence, es más: no juega bién. Practica un catennaccio maquillado de posesión cuyo término, bastante acertado por cierto, responde al nombre de tiquinnaccio. Una prostitución del juego de posesión germinado en Barcelona y una parafilia de su concepto. España se guarda la pelota con posesiones estériles mientras es incapaz de generar ocasiones. Pero no todo son deméritos en este tipo de juego que practica la roja, España sólo ha encajado un gol en todo el torneo (paradójicamente contra Italia en una jugada de manual desde el eje de la zaga), el problema es que no se acerca a la portería contraria.

El último partido de esta Eurocopa de Ucrania, Polonia y Pirlo aguarda un choque parejo con selecciones cuyo juego discurre por cauces aparentemente afines pero con matices dispares. El historial de España en estos encuentros no invita a esperar un partido trepidante y vistoso. Pero no hemos de olvidar que ahora, los que siempre ganan, somos nosotros.  
Google Analytics Alternative