Atlético 2-0 Barcelona. Copa de Europa, vuelta de cuartos de final
Foto: Miguel Ruíz
El Atlético
mantiene vivo el encanto de la Copa de Europa. Reza la maldición que ningún
equipo campeona dos veces seguidas desde que se implantó el nuevo formato, y el
Barcelona, equipo que más veces ha estado cerca de la machada, se encontró con
sus demonios justo en el peor momento. La pasada década, el club se sacudió los
complejos el día que a lomos de un incipiente Messi derrotaron a su bestia
negra: el Chelsea de Mourinho. Desde ese momento la hegemonía europea del club
ha sido incontestable. Pero este año, precisamente el que era el favorito de todas las apuestas, volvió a caer ante los de Simeone por segunda vez en tres años.
Es el del Cholo un equipo con mayúsculas. Mamó éste fútbol italiano como notable
jugador y luego como estudioso de los técnicos que perfeccionaron su estilo. Un
estilo correoso contra el que, como ya dijo Cruyff, no pueden ganar, pero
puedes perder contra ellos. Simeone sumó a esa táctica un relato: la pasional comunión que mantiene con la
hinchada. Y a ésta sumó a unos jugadores que van con él hasta la muerte. Un plus de competividad que ya de
por sí era enorme en equipos como el Inter de Mourinho, que
son precisamente los que mejor contrarrestan nuestro juego. Y ante esto nos enfrentábamos ayer ni más ni
menos. Un plantel que es menos plantilla pero más bloque que nosotros. Pero al que
habíamos ganado las últimas diez veces y teníamos una ventaja de 2-1 en la ida,
que no era poca cosa.
Por nuestra
parte, el Barcelona encontró su punto de inflexión en el reciente clásico. La
derrota tiene mil caras y cada cual encontrará explicaciones coherentes allá
donde las busque. El parón de selecciones aturdió a la delantera pero bien es
cierto que ésta no venía siendo la misma semanas atrás. Pero el Barcelona, que
siempre ganó siendo superior y yendo a por todas, salió templado a un clásico
que acabó dando vida al Maligno y mermando la confianza propia. Así encaró
esta eliminatoria, a verlas venir. Y el Barcelona
no ganó nunca una mierda cuando jugó de tal modo, y eso es responsabilidad
de un Lucho ahora parece sin respuesta. Bien se le podría echar la culpa al
Mundialito, a las giras de la pretemporada y a los picos de preparación física. Se rumorea también en los mentideros que Messi acarreaba una lesión física
(que parece evidente) e incluso alguno desliza rumores sobre una dolencia
coronaria, que visto lo indescifrable que es el marciano, qué sé yo, puede que
nunca sepamos. Tampoco esto sería justificación para el resto de una plantilla
acostumbrada a vivir bajo el paraguas del argentino. El drama fue que aparecieron otra vez los vendemessis, que salieron de la cuevas como ya hicieran en 2014 para volver a meterse poco después…Y es que no sabemos a cuento
de qué no se pronuncian sobre un triste Da Silva que volvío a ser lo que vino
siendo antaño. Un zopenco que cada equis partidos se tira todo el rato
resbalándose como si estuviera en una pista de patinaje sobre hielo y precisamente
escogió anoche para mostrarnos sus habilidades. También encontrarán cobijo los que critican la gestión de los cambios. Ahí queda para la hemeroteca el papelón de Ardando
Turán y Sergi Roberto, ídolo de masas. Pero todo son conjeturas. Al final, el fútbol es un deporte, el más igualado de todos, y perder entra dentro de la posibilidad. Pero contra nosotros, la posibilidad es que a once tíos colgados de un larguero se les dé el día de su vida y se les alineen todos los planetas. Yo, personalmente, creo que se perdió el concepto básico, el libreto bajó el que sobrevivieron unos xaviniestas condenados al Milan hasta que se descubrió la pólvora: el "dásela a Messi, y que invente", por muy mal que esté, que algo sale. Anoche, como si un partido de Argentina se tratase, Messi no fue muchas veces la primera opción.
Se antoja
difícil el final de temporada. Ahora veremos si la cabeza les da para levantar
un doblete que marcaría una muy buena temporada. Pero viene siendo
capital, y desde este espacio no confiamos en ello dados los antecedentes, que Luis Enrique gestione como debe el
tema Ter Stegen. Lo que supondría tener para diez años al portero que va camino de
ser el mejor del mundo. Pero la regular
dirección de este tramo de temporada no debe empañar el buen trabajo realizado
estos dos años. Eso sí, a los vendemessis y demás nuñistas, habría que comprarles un billete sin retorno a una isla desierta, por no proponer cosas algo más silvestres.
En resumen, no fue
un día memorable para el FCB. Aunque al menos vivimos una jornada histórica con
el histórico y emocionante discurso de cfk en Comodoro Py y la retirada de Kobe Bryant, el
baloncestista más clutch que vieron estos ojos. No todo van a ser malas
noticias.
PD Al Maligno le encasquetan el City. Son muchos años ya.
PD Al Maligno le encasquetan el City. Son muchos años ya.
XI: Ter Stegen;
Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Busi, Iniesta, Rakitic; Messi, Luisito, Da
Silva.