Bolivia 2-0 Argentina. Clasificatorio de
la Conmebol, Primera Fase
Argentina, en
otra demostración de lo que es sin el mejor jugador del planeta, pereció ante
Bolivia rematando un día que puede marcar de forma definitiva su participación
en la próxima copa del mundo. Sin Messi, la albiceleste sólo pudo sacar 7
puntos de 24 en los clasificatorios; con él, 30 de 33. Una dura realidad para
los que menosprecian el aporte del diez en su selección, del que dicen cuenta con un "equipazo” cuando se habla del papel que aporta Messi a ésta.
Una tarde que
comenzó con el anunció de la sanción a Messi por parte de la Fifa horas antes
del encuentro en La Paz. Una sanción injusta se mire por donde se mire, apoyada en una
denuncia de todavía se está buscando quién, apoyada en un video del diario La
Nación, y tras la negativa del colectivo arbitral ante la pregunta de si
creyeron que el capitán los estaba insultando u ofendiendo. Una sanción sin
precedentes y, a toda vista, prejuiciosa. Algunos dicen amparada en la negativa
de Messi a asistir a la gala de la Fifa, otros a las malas relaciones
institucionales que mantienen la AFA (desgobernada tras el fallecimiento de
Grondona) y el organismo internacional. A pesar de ello, no faltaron los tontos
de turno (madridistas y antimessis del cono sur en su mayoría) que justificaban
la sanción per se. Como si cualquier dictamen fuera válido o justo sólo por el
mero hecho de emitirse por un organismo legal. Amén de que el razonamiento
completamente opuesto es igual de ridículo.
Pero sin duda,
la noche puso de relieve lo que muchos apreciaron tras la tercera final
consecutiva de esta generación. Que la hazaña de Messi con el combinado es la mayor hazaña de su carrera y puede que la mayor gesta de este
deporte. Algunos que vienen siguiendo esta trayectoria así lo creen. Tres finales que se pudieron haber quedado en casa de no ser por la
tripleta de fallos de Higuaín (uno por final) y dos fatídicas tandas de
penales. Todo con un centro del campo Mascherano-Biglia, unos laterales como Zabaleta y Rojo, Demichelis de central y dos entrenadores
diferentes. Todo ello soportando por cada final perdida aún más presión en el país donde el fútbol es ya en sí un hervidero sociocultural sin parangón. Si hubiera marcado Higuaín la del
mundial, Argentina tendría un mundial y dos copas américas, es decir, lo que hizo España
con una generación irrepetible, una idea clara e indiscutible de juego, un par de muy buenos entrenadores y un elenco
de jugadores que, para resaltar su calidad, sólo las figuras
de los xaviniestas destacaban un poco por encima del resto. Argentina no tiene ni de
lejos nada que se acerque a eso, aún así, Messi los llevó hasta la cima las
tres veces. Pero como Sísifo, cayeron las tres. Pero algunos niegan esta realidad acordándose de Maradona. Pero sabemos que también reparan -aunque no lo digan- en que él tuvo que apoyarse en los
compañeros no sólo para ganar la final del mundial 86, sino que no anotó ni un
solo gol en Italia 90, donde cayeron subcampeones. Amén de que
nunca ganó una Copa América. Pero poco importa, porque en mentes vacías no
queda espacio para la reflexión.
Suerte que la noche se arregló con las declaraciones de Piqué. Retrató a Marta Silva y la disparidad de trato que reciben ante la misma justicia, que además calienta asiento en el palco de concha Espina, madridistas y barcelonistas. Y es que de esta señora no teníamos noticias desde que desapareció del panorama público cuando Football Leaks encontró los, ¡ojo!, 150M€ que la señorita de Madeira tenía ocultos pero de los que ahora ni los mass media ni Hacienda quieren saber más. El mismo madridismo que acude al socorro de un iletrado de épica como Canelita, que es como cuando Trevor Bervick quiso enfrentar a Mike Tyson, algo vergonzosamente descompensado. Ahora, el madridismo random se rasga las vestiduras por unas declaraciones tan obvias como hirientes. Y es que a nadie se le escapa que hay que ser subnormal para querer empañar una remontada de seis goles cuando a ti te regalaron el único que pudiste marcar en una final de Copaeuropa y vas por el mismo camino para ganar tu segunda competición nacional en nueve años. Y es que la verdad, sobre todo cuando te pone ante el espejo, duele.
PD Denunciar
estas miserias del madridismo no está mal, lo que está mal es acusar al contrario sin prueba alguna de doparse, y luego esconderse. Como
la rata que eres.