Atlético 2-3 Barcelona. Copa del rey,
vuelta de cuartos de final.
Acabó la
temporada con un gol mal anulado a Messi y el Estadi aplaudiendo al campeón. Un
equipo -que no pudo el curso pasado en siete partidos con los de Simeone- cuyos partidos que pierden son remansos de paz.
Larga diferencia con sus coetáneos mesetarios que abandonan torneos a base de
patadas, insultos y lloros varios. Del desquicio madridista la pasada semana al yihadismo
atlético empeñado en capturar tobillos culés cual trofeos de caza. El juego del
Barcelona discurrió por los cauces habituales. Nace –hay cosas que nunca
cambian- en un imponente portero, cuenta con una sólida defensa y aunque presenta un centro del
campo desgobernado desde la pizarra, Messi siempre toma el control y hace de enlace con los genios de arriba. De los pies del argentino salieron las dos
jugadas de los mejores goles de la noche. Con el marcador a favor, da Silva dijo
esta boca es mía y repartió carnets del Frente Atlético a diestro y siniestro.
Cada regate del brasileño es un “hay que erradicar la violencia de los estadios
pero muérete mono de mierda”. El capitán de la brasileña no es el segundo mejor
jugador del momento por nada. Retrató una y otra vez a quienes intentaban, o
lograban, cazarlo. Neymar aprende pronto, como ya hacía su maestro, a ser
decisivo en los partidos grandes (y eso
es algo que otros no pueden decir). En la segunda parte, el Barcelona gobernó a
través de ellos una eliminatoria ya resuelta y lograron llegar vivos a la
medianoche y a las tres competiciones.
Mal asunto el que los despachos no se les den tan bién al club. El esperpento arbitral
permitió una extrema –y frecuente- violencia atlética de la que no escapó casi
ningún culé. El Barcelona pinta poco ante los árbitros y menos últimamente,
donde el Madrid se está haciendo amo y señor off the pitch. Tiempos donde
se ganan premios por campañas mediáticas y se controlan sanciones a la carta (incluso a reincidentes). Los mass media, inclusive, intentan dar la vuelta
a la tortilla presentando, en la semana de la expurgación de Mohamed penaldo Alí, a Neymar como un provocador y al Atletico como el gran
perjuficado tras perder un penalti en un partido donde al Barcelona se le anuló
un gol por fuera de juego inexistente y se le pitó otro penal en contra que no fue. Pero grato oír y leer exabruptos como "el partido fue muy duro" y "hubo entradas muy fuertes" como evadiendo la unidireccionalidad". Significa que hemos vuelto. Lástima que, por el contrario, no hayan dado eco al único momento de lucidez colchonero de la noche. Simeone dijo algo que todos sabemos pero que algunos no gustan de escuchar: que Messi era mejor que los tres de arriba del Madrid juntos. Obviedades aparte, suerte que, pese a todos los trucos y tretas de esta directiva, invitaciones exprés a
los abuelos y el WIFI gratis en el campo, a la peor junta de la historia del
Barcelona le queden tres telediarios y pueda volver el club a ser respetado
fuera del campo. Porque dentro ya todos le tienen miedo.
PD Alguien
debería decirle a Juanfran que no se debe vacilar a alguien que no jugó cuando
a su equipo le metieron siete si a ti te metieron 5 antes.
XI: Ter Stegen,
Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Rakitic, Busquets, Iniesta; Messi, Neymar, Suárez.
Goles: Neymar,
Busquets, Neymar.