jueves, 19 de enero de 2012

Otra más

No pudo siquiera aguantar dos goles en el Camp Nou al mando de un equipo de centenaria tradición cerrajista, - ya que si alguien evitó que el Barcelona se plantase en la final aquella Champions fue el árbitro, que anuló el segundo de Bojan. De la excepción hicieron la regla y escudado por su omnipresente agente a lomos de su Ferrari apareció en Chamartín como el nuevo Salvador. Poco crédito le queda a José Mourinho en su nuevo papel. Impotente ante un Barcelona muy descafeinado, encajó la enésima derrota en casa.

Lejos está este año el Fútbol Club de su mejor versión, esa que aparece en las grandes citas ya que este Barça es un equipo de Grand Slams. Es imposible, al cuarto año de la era Pep, motivarse igual para jugar un partido de Champions contra el Milan de Ibra y Allegri que jugar a los tres días en el Coliseum Alfonso Pérez, o superar trámites de 90 minutos contra el Betis de Pepe Mel. Motivados sólo en las grandes citas, un Madrid que tiene que plantarle cara al Bcn en estos duelos directos no da con la tecla. No importa que a Messi le pesen los turrones y no saque del bolsillo los 3 balones de oro ni que Fabregas juegue andando. El Barça trazó una hoja de ruta, marcó un estilo y ha recorrido el camino. Unas veces a pie (Antic), otras en bici (Rijkaard), otras en Audi (Cruyff), las presentes en Maseratti (Pep) e incluso algunas hacia atrás (la era de los holandeses). El camino, el balón y el toque. Mourinho, General Manager, difiere. Cree que todos los caminos llegan a Roma, pero todavía no ha salido del jardín de su casa.

Regalarle la posesión al Barcelona y salir al contragolpe ha sido la fórmula más usada por Mourinho, explotada al máximo con cinco defensas en el último retoque. Nada. En un club poco dado a la autocrítica, Casillas -"el amargo", como lo llama mi primo colchonero de 12 años- se quejaba de los fallos de sus compañeros a la hora de encajar el primer gol (esa salida?) a la vez que olvidada que es el peor portero del mundo con los pies y que pelota que toca, pelota que regala: el 100%. De los centrales, empezando por Ramos, mucho músculo y poco cerebro. En un vestuario al que no le sobran las células grises, los huecos entre líneas se han convertido en marca de la casa. Como también la dañina imagen mundial proyectada. En un club que se jacta de liderar el marketing deportivo mundial con su marca registrada (da igual que los estudios coronen al Manchester United en este aspecto, ellos son los reyes en autoplocamarse primeros en lo que sea) ayer la imagen que se vio fue la de un club pequeño y malencarado. Da igual que el madridismo alce la voz y pida a gritos un balón de oro para Xavi Hernández cuando todos sabemos que la pesadilla, el Grinch que les fastidia su personal navidad, se llama Leo Messi. No hacía falta ni que le pisaran los pendientes reales (Marcelo en la Supercopa) ni que ayer le tirara Coentrao del pelo ni que Pepe le pisase la mano. Repito, no hacia falta. Pepe, Carvalho, Coentrao, Ramos, Alonso salen de caza. Una pena que la foto del partido no sea ninguno de los controles de Iniesta, que bajó dos balones de la luna, y sí el pisotón a Messi.

Paradójico resulta que Valdano, como decían ayer en una cadena de radio, saliese del Madrid al no tolerar Mourinho la bronca que el primero le echó a Pepe por una fea entrada a Soldado, canterano madridista. De que el caso del central portugués es no ya de sanción, sino de lobotomía, pocos dudan. De que el padre de este Madrid sea no ya Pepe y el clan de los portugueses, sino el propio Mourinho, o puede que ni tan siquiera él; sino aquel ser superior maestro de las finanzas y las matemáticas (aunque de trigonometría, curvas y parábolas, el que sabe es el enano de Messi), adulador de masas y rey de la galaxia blanca, tendrán que decidirlo los madridistas.

Por lo pronto, mientras estos individuos sigan en nómina, esperaremos con más ganas los partidos bajo la lluvia de San Mamés contra los chicos de Bielsa, que estos insulsos partidos en Concha Espina de planteamientos cobardes.

P.D. Extracto de la crónica de Rubén Uría en Eurosport. Nunca está de más pegar una oreja a una puerta, a ver si escuchamos algo…


"Fin de ciclo. Los falsos profetas del fin de ciclo han quedado retratados. Otra vez. Ellos dicen mierda y hay quién les dice amén. Pero la realidad es tozuda. El fin de ciclo está lejos. Gritan fin de ciclo y ellos son el ciclo sin fin. ¿Ganar o perder? Esto no se reduce sólo a eso. los títulos son lo de menos. La imagen, lo de más. Este Barça cada vez se parece más a su entrenador. El Madrid, también. Mourinho habla y engorda su ego. Guardiola habla y empequeñece a otros. Una institución fabrica balones de oro y la otra los compra. Un club saca pecho por La Masía, el otro condena a su cantera a malvivir como un Mercedes abandonado en un garaje. El ciclo, lejos de llegar a su fin, se ha invertido. El que antes se aferraba a las excusas, el Barça, ahora es el amo y señor de la pelota. Y el que antes era el mejor con la pelota, el Madrid, se ha convertido en un acomplejado que culpa al empedrado. El Barça golea en la batalla de la imagen, el Madrid sigue deteriorando la suya. El partido fue un retrato voluntario de qué significan, a día de hoy, ambos equipos. El Barça habló con la pelota. El Madrid, con las patadas."

viernes, 13 de enero de 2012

Tití

Tití es inventarte goles que nadie imagina. Tití es tener la zancada más ágil y elegante de la historia del fútbol. Es hacer olvidar en una temporada a la pareja de delanteros (Wright y Anelka) más eficaz en décadas en Highbury. Tití es pegarle con el interior al palo largo. Tití es nacer en una banlieue parisina, cruzar el Canal de la Mancha y ser el Rey de Francia y el dueño de Londres. Tití es reventar una Copa de Europa con un grupo de niños. Tití es callar al Bernabéu. Tití es tener fuerzas para dejar en el suelo a Puyol una y otra vez en una final de Champions. Tití es la estatua de bronce que parece deslizarse celebrando un gol eterno. Tití es dejar Highbury pequeño. Tití es bailar en la linea de fuera de juego, recibir el balón y, como si tuvieras 24 años, colocarla con el interior al palo largo para ayudar al equipo de tu vida. Tití es dejar pequeño un estadio de sesenta mil gargantas marcando un solo gol con 34 tacos. Thierry Henry es el Arsenal F. C.


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