jueves, 14 de abril de 2016

A verlas venir

Atlético 2-0 Barcelona. Copa de Europa, vuelta de cuartos de final

Foto: Miguel Ruíz

El Atlético mantiene vivo el encanto de la Copa de Europa. Reza la maldición que ningún equipo campeona dos veces seguidas desde que se implantó el nuevo formato, y el Barcelona, equipo que más veces ha estado cerca de la machada, se encontró con sus demonios justo en el peor momento. La pasada década, el club se sacudió los complejos el día que a lomos de un incipiente Messi derrotaron a su bestia negra: el Chelsea de Mourinho. Desde ese momento la hegemonía europea del club ha sido incontestable. Pero este año, precisamente el que era el favorito de todas las apuestas, volvió a caer ante los de Simeone por segunda vez en tres años.

Es el del Cholo un equipo con mayúsculas. Mamó éste fútbol italiano como notable jugador y luego como estudioso de los técnicos que perfeccionaron su estilo. Un estilo correoso contra el que, como ya dijo Cruyff, no pueden ganar, pero puedes perder contra ellos. Simeone sumó a esa táctica un relato: la pasional comunión que mantiene con la hinchada. Y a ésta sumó a unos jugadores que van con él hasta la muerte. Un plus de competividad que ya de por sí era enorme en equipos como el Inter de Mourinho, que son precisamente los que mejor contrarrestan nuestro juego. Y ante esto nos enfrentábamos ayer ni más ni menos. Un plantel que es menos plantilla pero más bloque que nosotros. Pero al que habíamos ganado las últimas diez veces y teníamos una ventaja de 2-1 en la ida, que no era poca cosa.

Por nuestra parte, el Barcelona encontró su punto de inflexión en el reciente clásico. La derrota tiene mil caras y cada cual encontrará explicaciones coherentes allá donde las busque. El parón de selecciones aturdió a la delantera pero bien es cierto que ésta no venía siendo la misma semanas atrás. Pero el Barcelona, que siempre ganó siendo superior y yendo a por todas, salió templado a un clásico que acabó dando vida al Maligno y mermando la confianza propia. Así encaró esta eliminatoria, a verlas venir. Y el Barcelona no ganó nunca una mierda cuando jugó de tal modo, y eso es responsabilidad de un Lucho ahora parece sin respuesta. Bien se le podría echar la culpa al Mundialito, a las giras de la pretemporada y a los picos de preparación física. Se rumorea también en los mentideros que Messi acarreaba una lesión física (que parece evidente) e incluso alguno desliza rumores sobre una dolencia coronaria, que visto lo indescifrable que es el marciano, qué sé yo, puede que nunca sepamos. Tampoco esto sería justificación para el resto de una plantilla acostumbrada a vivir bajo el paraguas del argentino. El drama fue que aparecieron otra vez los vendemessis, que salieron de la cuevas como ya hicieran en 2014 para volver a meterse poco después…Y es que no sabemos a cuento de qué no se pronuncian sobre un triste Da Silva que volvío a ser lo que vino siendo antaño. Un zopenco que cada equis partidos se tira todo el rato resbalándose como si estuviera en una pista de patinaje sobre hielo y precisamente escogió anoche para mostrarnos sus habilidades. También encontrarán cobijo los que critican la gestión de los cambios. Ahí queda para la hemeroteca el papelón de Ardando Turán y Sergi Roberto, ídolo de masas. Pero todo son conjeturas. Al final, el fútbol es un deporte, el más igualado de todos, y perder entra dentro de la posibilidad. Pero contra nosotros, la posibilidad es que a once tíos colgados de un larguero se les dé el día de su vida y se les alineen todos los planetas. Yo, personalmente, creo que se perdió el concepto básico, el libreto bajó el que sobrevivieron unos xaviniestas condenados al Milan hasta que se descubrió la pólvora: el "dásela a Messi, y que invente", por muy mal que esté, que algo sale. Anoche, como si un partido de Argentina se tratase, Messi no fue muchas veces la primera opción.

Se antoja difícil el final de temporada. Ahora veremos si la cabeza les da para levantar un doblete que marcaría una muy buena temporada. Pero viene siendo capital, y desde este espacio no confiamos en ello dados los antecedentes, que Luis Enrique gestione como debe el tema Ter Stegen. Lo que supondría tener para diez años al portero que va camino de ser el mejor del mundo. Pero la regular dirección de este tramo de temporada no debe empañar el buen trabajo realizado estos dos años. Eso sí, a los vendemessis y demás nuñistas, habría que comprarles un billete sin retorno a una isla desierta, por no proponer cosas algo más silvestres. 

En resumen, no fue un día memorable para el FCB. Aunque al menos vivimos una jornada histórica con el histórico y emocionante discurso de cfk en Comodoro Py y la retirada de Kobe Bryant, el baloncestista más clutch que vieron estos ojos. No todo van a ser malas noticias.

PD Al Maligno le encasquetan el City. Son muchos años ya.

XI: Ter Stegen; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Busi, Iniesta, Rakitic; Messi, Luisito, Da Silva. 

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