miércoles, 19 de septiembre de 2012

Generales aturdidos


Tras los aparentemente inocuos dibujos de los entrenadores en el exordio de las alineaciones, un Madrid con más músculo que talento se lanzó a la caza de un City demasiado fiel a las costumbres de su medroso entrenador. La batalla del trivote madridista contra el doble pivote + 1 mancunian dejaba a Yayá Touré demasiado sólo en la elaboración y el toque de los medios. Acorralado el City, las embestidas del Madrid siempre topaban con la inoperancia de Higuaín o la mano salvadora de Hart.


Demasiado sólo Tévez, la salida de un ovacionado Silva por Dzeko corrigió el desamparo sufrido por el Apache. La entrada de Ozil y Benzema aventuraba finura, creatividad y orden en el ataque estático. El partido pedía goles a gritos y el primer golpe, contra todo pronóstico para los que no conozcan al equipo de Manchester, lo asestaron los blues gracias a una cabalgada de Touré. Si bién en su asistencia a Dzeko el Bernabéu se le quedó pequeño, lo mismo le pasó con la portería cuando pudo sentenciar el partido con el segundo gol en una ocasión que mandó al lateral de la red. En Champions, y más aún en Chamartín, la indulgencia es un juego traicionero. Marcelo y la fortuna, o el muslo de Javi García, desviaron el gol hacia la escuadra visitante. El intercambio de golpes continuó con los goles de Kolarov, otra fatídica acción a balón parado, la quimera madridista; y un reivindicativo Benzema que puso al Bernabéu en pie. El gol de Cristiano, al filo del descuento, sentenció la partida para deleite del público.

Vibrante y emocionante choque que despierta dispares lecturas. Lo inconmesurable del City como rival visitante puede florecer precipitados frenesís en el seno madridista. Partidos locos y apasionantes que borbotean emociones sin espacio para la reflexión. El monocorde planteamiento de Mourinho desnuda carencias en la creación y excesivas prisas que resultarán peligrosas contra rivales con más iniciativa. La catarsis personal del General Manager le otorga una provisional calma tras la sedición del madridismo este mes de desgracias y tempranas ligas “quasi” perdidas. Pero esta cadencia de vaivenes es un hábitat donde el madridista, que pasa del derrotismo a la exaltación absoluta en segundos, se encuentra muy cómodo.

Y ésto sólo era el primer partido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Google Analytics Alternative