miércoles, 25 de junio de 2014

Adiós al fútbol miseria


Italia 0-1 Uruguay. Mundial, fase de grupos.

¿Qué tendrá Uruguay para sacar tanto talento futbolístico y qué habrán hecho para merecer al peor lateral izquierdo de la historia? Del probabilístico cocktail del modelo uruguayo lo mismo te aparece un Suárez que un Álvaro Pereira y eso es difícil de manejar a menos que te apellides Tabárez. Del campeón de América no se puede decir que propuso pero sí que dispuso. Quiso y obtuvo. Italia, vendiendo una ilusoria idea de diversión y buen juego, salió por la puerta de atrás por conformarse con el empate. Una oda al juego miserable que, paradójicamente, derivó en la dimisión ipso facto del director técnico tras no tirar si quiera a portería. Es curioso como la dimisión por la incapacidad de Prandelli de traer el buen juego a un país acostumbrado a la gloria abonado al catenaccio suscita comparaciones con los que esgrimen la dimisión de Del Bosque y el fin del tiqui taca. Peticiones a base de inconsecuencias; ya que España, si algo ganó, fue cuando apostó por el toque (y el Barcelona). La nota gris de la tarde la puso el yonki de Luisito que no pudo aguantar más. El bocado que se llevó un Chiellini con una carrera de marrullerías a su espalda levanta la indignación de un madridismo que lo ve cerca del Barcelona. Curioso, por lo menos, cuando las críticas proceden de los mismos especímenes que defienden a un Pepe al que tenían que haber desterrado a la fosa de las marianas. Con España, Italia y Croacia (otra que se las traía) de vacaciones, el mundial ñeta toma fuerza y va camino de convertirse en otra edición de la terrible Copa América. Se está poniendo el tema serio.  

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