viernes, 15 de abril de 2011

Los Hunos de Britania

Ayer pasábamos por encima de una reflexión que puede determinar el futuro inmediato de un histórico, o no tanto, club. El Chelsea FC, la mala gestión del multimillonario ruso Roman Abramovich está haciendo caer con más fuerza con la que subió.


Atila, en sus primeros años de la Premier League, supo adaptarse perfectamente a la filosofía inglesa, donde se mueve como pez en el agua. Un equipo con base británica de jugadores notables acompañados por portentosos físicos africanos y unas bandas rapidísimas con Duff y Robben (algo parecido a lo que pretende hacer aquí, en Madriles). Los continuos duelos con el Barcelona de Ronaldinho, Eto’o, Xavi, Messi (sí, ya estaba) al que paraban con terribles entradas, marcaron la mayor rivalidad deportiva en la pasada década, donde si bien se repartieron mutuamente, los londinenses nunca alcanzaron la gloria. Pero el equipo de Atila no aguantó mucho.

La final de Champions con el eterno rival se les escapo en el último golpe. El karma ajustició a John Ferry, capitán con pinta de hooligan que lo mismo reparte estopa a diestro y siniestro tanto en el campo como fuera de él (que le pregunten a Bridge o al periodista que comprobó el tonelaje de su Range Rover con el pie), y el penalti se fue a las nubes. Dos años después el Barcelona (otra vez) y el Inter de Atila, le echaron a patadas de la competición.

Cada año un poco más viejos, y con un poco menos de ilusiones, Abramovich se empeña en mantener arriba a un club que que históricamente no se acomodó a esa posición. Una serie de catastróficos fichajes han devaluado deportivamente el club, y Drogba no puede tirar sólo del carro.

Pero las buenas intenciones del ruso se contraponen con la malas decisiones. La única noticia positiva para los del barrio del suroeste de Londres en los últimos años ha sido la recuperación deportiva de Anelka, que lse ha echado al equipo a los hombros durante toda la competición continental, hasta que el entrenador (un propagandista del catennaccio que no sabe como jugar en las islas) decidió que lo mejor era satisfacer el ego del que pone la “guita” alineando al fichaje estrella de estas navidades. Fernando Torres, un jugador que está más pendiente del horario de la peluquería de señoras que de la portería contraria.

En Liverpool quemaron camisetas con su marcha, pero quizás deberían haberle puesto una estatua al ruso. El de Fuenlabrada llevaba dos años penosos, lo que no impidio facturar su fichaje en 50 millones de libras esterlina, un lastre demasiado mayor para “el Niño”. En cuatro meses no ha metido un solo gol, y en Inglaterra ya lo señalan como el culpable de la eliminación de Champions y lo catalogan de farsante.


Paradójicamente, a “King Carlo”  le va a costar el puesto esta última decisión. Ingenuamente sentó a Drogba en el banco para alinear al madrileño, que fracasó por enésima vez. No olvidemos que al retractarse en la segunda parte Drogba marcó el único gol de los blues en la eliminatoria.

Abramovich, que de fútbol sabe bién poco. Pretende armar un nuevo y rejuvenecido Chelsea alrededor de la figura de Torres, lo que no extraña después de los rumores del fichaje del mayor fiasco del futbol mundial: Kaká. Mucho tienen que cambiar las cosas para que Fernando sea el jugador que se le pretende. Porque en España, que ganamos el mundial a pesar de su titularidad (más por pena que por confianza) hasta que del Bosque descubrió que Pedro existía, nos hemos dado cuenta de que “El Niño” no se ha hecho mayor. En Inglaterra se empiezan a dar cuenta de la estafa y todos los periódicos se mofan de él. Pero para desgracia de los seguidores Blues, que ya piensan en canjear los abonos de Stamford Bridge por los del Museo de Historia Natural, Abramovich no se entera.

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