lunes, 11 de abril de 2011

Málaga Club del Jeque

La euforia y el frenesí se desataron a mediados de verano cuando se anunció que el jeque Abdullah ben Nasser Al Thani, pariente de la familia real catarí, se convertía en el máximo accionista del Málaga Club de Fútbol.



Los aficionados malaguistas, con un equipo que arrastra una historia que no está a la altura de la ciudad (es la única ciudad grande española con un club pequeño) pronosticaron un futuro inmediato de grandezas y billetes europeos dejando atrás tiempos peores de zonas peligrosas en la tabla. Todo escondido bajo un falso telón de aparente modestia: “pero vamos a ir poco a poco, con calma, fichando bién”, “el jeque no es tonto, va a hacer las cosas con cabeza, ya verás”, se oía a lo largo de la costa del sol.

La euforia creció con los fichajes del verano, ninguno rimbombante, todos un fracaso, en Málaga se seguían viendo arriba. “El primer año es para asentarse, el segundo ya vamos hacia arriba”, otra de las perlas que se escuchaban en las tertulias. Tras un primer trimestre penoso, el Málaga se reforzó aun más en invierno. Al árabe, que por millonario se le conoce por jeque y no por moro, llenó el surtidor de la plantilla con jugadores con “renombre” pero que llevaban tres años sin jugar un partido. Demichellis, Maresca y Baptista, jugadores con más pasado que presente. Con el argentino en Alemania sin opción de jugar, los otros se entrenaban en diferentes clubes de Italia (el cementerio de elefantes) uno sin ficha y el otro sin posibilidades de jugar. Esto no amedrentó a los malaguistas que volvieron a ilusionarse. A los que hay que sumar la incorporación navideña del entrenador Manuel Pellegrini, quizá el único fichaje serio que hayan hecho en Martiricos en mucho tiempo.

El Málaga no pasó de un empate a 0 en casa contra el Deportivo a pesar de jugar estos con 10 medio partido

Pasa la temporada y en Málaga no hay ni un ápice de esa excitación estival, el club se enfrenta poco a poco a la cruda realidad del descenso, lo que supondría junto a la posible marcha del jeque la quiebra económica de un club que ya sabe lo que es pasar por eso. La gente no quiere ni pensar lo que le supondría a la entidad un equipo en la segunda división con unos sueldos que sólo los petrodólares pueden permitirse.

El Málaga tiene siete partidos para evitar la catástrofe, siete jornadas que decidirán el futuro de un club que no se tiene en pie. Siete finales para evitar ser el club con las mejores instalaciones de la división de plata. Siete semanas en los que se verá si los aficionados malagueños siguen haciéndose fotos con el Pagani Zonda que el hijo del jeque aparca en el Málaga Palacio, o se lían a reventarle los cristales.

P.D. El Málaga no resuelve partidos, esta al borde del descenso y todo pinta hacia lo peor, pero el Málaga no renuncia a su estilo. Lejos de la clase barcelonista y el toque que disfrutan en Villareal, el equipo practica un futbol atractivo y nada especulativo, siempre atacando y tocando como pueden. En una liga donde históricos equipos practican un fútbol mediocres y no juegan a nada (Racing, Sporting, Osasuna, Deportivo y demás aburridos) mantienen la categoría encerrándose atrás, haciendo de sus estadios unos fortines, defendiendo con uñas y dientes y con el pelotazo por bandera, se agradece que, pese a la situación, el Málaga juege al fútbol. ¡Vamos Málaga!

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