domingo, 3 de abril de 2011

La excepción que confirma la regla


Para desgracia de nuestro “querido” president, ayer se volvió a confirmar aquello de “por la boca muere el pez”. Desde aquellos míticos comentarios de Salihamidzic en la previa de una vibrante noche de Champions contra los galácticos se han dado numerosas meteduras de pata, y se seguirán dando.



El aguerrido Sporting de Preciado, al que Mourinho criticó por tirar el partido contra el Barcelona allá por ese otoño de bonanza madridista previo a la tormenta invernal que poco después les pillaría de sopetón, se cargó la racha del portugués de nueve años sin perder en casa. Perder no es ganar, y no perder se puede hacer de muchas maneras, lo que matiza el valor de tal racha.

A kilómetros de allí, y solo unas horas después el Barcelona solventó una complicada salida repleta de bajas en donde lo mejor (con permiso de Mascherano) fueron las tajantes paradas de Victor Valdés y las sinuosas curvas de las parábolas de las faltas que nos regala Messi y los zigzagueantes movimientos de los tobillos de Thiago, ese artista que regatea sin balón al compas de los “ooooh” de la grada.

Matemáticamente la liga no esta decidida, pero psicológica y objetivamente sí, en un campeonato sin interés donde lo más interesante es el duelo directo entre los dos ricos, el clásico a pasado a ser un trámite en esta competición. En Madrid se van de copas, dicen ellos. Pero las noches de marcha son peligrosas, hay que tener cuidado con quién tropiezas, y en Barcelona también se van de juerga.


Suerte que en Sant Joan Despí trabajan y callan para que, hablando con la pelota, consigan que las perlas del presidente se conviertan en la excepción que confirma la regla. La misma que esta tarde se ha vuelto a cumplir.

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