miércoles, 13 de abril de 2011

Newton Heath, imposible de derribar

El Manchester United cerró ayer, frente al millonario equipo londinense, su enésimo pase a las semifinales de la Copa de Europa.


Algo tiene este equipo. Fundado como Newton Heath en 1878, que lo hace tan especial. El FC Barcelona ha tenido que armar durante años una filosofía de juego deslumbrante para asentarse en el podio europeo, otros equipos como el Milán, Madrid, Liverpool, Juventus, Bayern y demás van y vienen, alternándose en la élite. El United no.

El club padece una brutal crisis institucional y de identidad que ridiculiza el continuo paso de presidentes en Concha Espina. La compra y el mutismo del club por parte de la familia Glazer, unos judíos con pasta con más pinta de rabinos traficantes de diamantes en Amberes que de directivos de un club inglés,  mantiene en vilo a una ciudad entera que teme por el futuro de su club. La situación ha llegado a tal punto que unos secesionistas han decidido no darle ni un penique más al club y han creado el suyo propio: el FC United of Manchester. "ManU is like my ex-weife", decía orgulloso un pelirrojo. "Meet tho owners", reza la pancarta que porta uno de estos seguidores cuando viajan con el equipo. Sólo en Inglaterra.
Centrémonos por ahora en lo estrictamente deportivo. La clave del éxito tiene nombre, apellido y título honorífico. Sir Alex Ferguson. Este escocés es un “rara avis” en el mundo de los entrenadores. La misma edad que tengo yo lo mantienen en la élite de los banquillos europeos, cambios de directiva, jugadores e incluso etapas; Sir Alex gritaba desde la cal desde antes que llegasen los patrocinadores al pecho de los jugadores, pasó por la ley Bosman y sigue entrenando en la era de la globalización, desde los banquillos de sillas hasta los modernos asientos ergonómicos con el logo de AUDI de Old Trafford, donde contar con cuatro jugadores de tu país es un mérito y no una obligación. Y Sir Alex sigue ganando y ganando cual conejo de duracell.

Algo más tiene que tener, pero nadie sabe muy bién que. El United es un boxeador al que por mucho que el rival le atize, es imposible derribarlo. Algo tendrá el United para que, tras el trágico accidente aéreo en Munich en tiempos de Bobby Chartlon en el que murieron seis integrantes, llegasen a la final de la FA Cup. Otro accidente, en otra época, dejo maltrecho para siempre a el mejor equipo del mundo del momento: el Torino. Al United no. La tragedia acrecentó su leyenda.


Dejemonos de batallitas y centrémonos en la actualidad. El equipo jugará semifinales de Champions contra una perita en dulce llamada Schalke 04, presumiblemente jugará la final. No olvidemos que el club ha vendido a tres de sus mejores jugadores (Cristiano Ronaldo, Tevez y Piqué) en dos temporadas, pero el United sigue ganando. De los 95 kilos que ingresaron por Ronaldo (más las demás ventas) no han invertido ni una tercera parte, pero sigue ganando. Berbatov es el pichichi de la Premier, pero no parece gran cosa. Rooney, el segundo mejor jugador del mundo, lleva toda la temporada lesionado, vilipendiado, rajando o sancionado por mala conducta. Evans, Carrick y Park forman un mediocre centro del campo, pero siguen ganando. No practican ni de lejos un fútbol atractivo y salvo Rooney o Nani no presumen de figuras, pero no han perdido en casa en toda la temporada y van camino del triplete.

Algunos dirán que la clave está en las figuras de Scholes y Giggs, compañeros de aquellos Red Devils de Cantona, Paul Ince y demás genios, dos académicos del balompié que se resignan a colgar las botas, pero la realidad es que se pierden la mitad de los partidos y sólo salen a dar clases magistrales del deporte rey cuando se necesita dosificar al resto o es necesario tirar de oficio. Podríamos tirarnos horas hablando del Manchester, pero no es necesario, nadie sabría decir que es, pero algo tiene.

Coincido con Gonzalo Suárez, el cineasta que firma los surrealistas artículos de ELPAÍS bajo el pseudónimo de Martín Girard. La burguesía deportiva nacional, encarnadas en el RMCF y FCB, deberán tener cuidado de, tras desplumarse entre ellos en las semifinales de la orejona, no se encuentren conque el ManU les triche cual pavo en mitad de la resaca deportiva. Porque nadie sabría decirlo, pero algo tienen.

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