Antes de comenzar la temporada, el Barcelona anunció la vuelta de Dmitro Anatóliyovich Chigrinskiy (el central con pinta de Jesucristo) al Shakhtar Donetsk por 15 millones de lauros (10 menos que los que pagó por él un año antes).
La apuesta fuerte de Pep en su segunda temporada al frente del equipo, deslumbró a los técnicos por sus temporadas anteriores en Ucrania y Europa. Pocos días antes de su fichaje, cuajó un partido perfecto en el que los ucranianos llevaron a un Barcelona camino del sextete a la prórroga de la supercopa de Europa.
El resto es historia. Una difícil adaptación, la mediterránea Barcelona esta a años luz del frío entorno del central de 23 años; la dificultad del idioma, superada con creces a mitad de temporada; la dificultad para encontrar casa en la ciudad condal; los problemas con el carné de conducir y el hermetismo de un grupo cerrado en torno a la masía y los brasileños o argentinos que se refugian bajo el cobijo de Lionel no ayudaban a la integración del defensa. Jugar la previa de la champions con el Shakhtar tampoco ayudó mucho. Las escasas apariciones del central, que Guardiola dosifica a los nuevos con cuentagotas, llenas de presión (y autoexigencia) con un par de desafortunadas acciones, supuso el linchamiento público del jugador.
En un mundillo donde pasas de héroe a villano según los intereses de la prensa y el cazurrismo del público, a Dmitro no le pasaron ni media. Los jugadores lo querían, Pep lo quería, pero Sandro Rosell le dio largas, "para pagar las nóminas de los empleados", dijo. El central es rival enla Champions
Se acercan los cuartos, y Guardiola se enfrenta a otro rompecabezas, Abidal está jodido, Puyol no se sabe donde está, los buenos tiempos de Milito quedaron en el olvido y solo la recurrente figura de Sergio Busquets a modo de pastiche salva la papeleta en un puesto crucial del once. Guardiola busca central, queda poco para el partido y los jugadores calientan en el césped, mira hacia el campo y encuentra la solución, pero le han cambiado la camiseta.
En un mundillo donde pasas de héroe a villano según los intereses de la prensa y el cazurrismo del público, a Dmitro no le pasaron ni media. Los jugadores lo querían, Pep lo quería, pero Sandro Rosell le dio largas, "para pagar las nóminas de los empleados", dijo. El central es rival en
Se acercan los cuartos, y Guardiola se enfrenta a otro rompecabezas, Abidal está jodido, Puyol no se sabe donde está, los buenos tiempos de Milito quedaron en el olvido y solo la recurrente figura de Sergio Busquets a modo de pastiche salva la papeleta en un puesto crucial del once. Guardiola busca central, queda poco para el partido y los jugadores calientan en el césped, mira hacia el campo y encuentra la solución, pero le han cambiado la camiseta.
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